Amig@s, hoy vamos a hablar sobre por qué los agentes inmobiliarios a veces somos tan bordes y antisociales. 😆
Llamas por teléfono o escribes por WhatsApp y te contestan secos o directamente no te responden.
Ayer estuve hablando con varios agentes locales de Asturias, charlamos de muchos temas y especialmente de algo que nos une a todos: el comportamiento de algunos potenciales compradores.
Voy a compartir contigo información sobre cómo no comportarte, para no cabrear a un agente.
1. Lee el anuncio, por favor!!!!
El agente prepara el anuncio, el vídeo y las fotos con una descripción detallada del inmueble, con toda la información que el comprador va a preguntar sí o sí.
Publica el anuncio con vídeo donde se ven todos los defectos de la vivienda, el entorno, la vista desde la ventana y hasta la carretera cercana.
Y aun así, empiezan a llamar y escribir con las mismas preguntas de siempre: ¿hay luz?, ¿hay agua?, ¿puedo construir? (cuando pone que el terreno no es edificable), ¿hay ascensor? (cuando dice que no hay).
Al final el agente se cabrea más y más respondiendo a clientes que o no saben leer o solo quieren tocarle los cojones por aburrimiento.
Y si es agente inmobiliaria, algunos hasta intentan ligar, como me pasa a mí 😆🥴
Después de medio día respondiendo las mismas preguntas, da igual cuántas veces vuelvas a publicar anuncios con toda la información, llega un punto en el que dudas si vale la pena apuntar a una visita o simplemente estás perdiendo el tiempo.
Resumen: antes de llamar o escribir, lee el anuncio, mira el vídeo y luego pregunta lo que no esté publicado.
2. Pedir más información antes de visitar la casa no tiene sentido.
Si no has estado en la casa, no marees al agente con preguntas sobre dónde vas a poner la cama de matrimonio o cómo vas a pintar las paredes o dónde van a dormir tus perros.
Si te gusta la casa, visítala.
Pero antes mira bien las fotos, los vídeos y lee la descripción.
Antes de la visita no te pongas a planear reformas que has imaginado, primero tienes que verla físicamente y sentirla.
Ver si te transmite, si te gusta el ambiente.
Si es un agente oficial y no el propietario, no hace falta pedir nota simple porque ya está todo comprobado.
Y si hay algo que debas saber, el agente te lo dirá en la llamada: por ejemplo, si la casa no es hipotecable o si la herencia no está a nombre del propietario.
Resumen: solicita la visita y no marees pidiendo más fotos, más vídeos o más papeles.
Es mejor verlo una vez que escucharlo mil veces, como dice el dicho.
3. Si pediste una cita, tienes que venir sí o sí o cancelarla con al menos 24 horas de antelación.
La mayoría de los autónomos, además de su actividad inmobiliaria, tienen otros ingresos fijos para poder pagar sus facturas.
Es un mito que el agente siempre sea rico y cobre un pastón.
Te lo digo claro: no es así.
Para muchos, trabajar como agente independiente es más dolor de cabeza y gasto que ingreso.
Tienes que aguantar estrés, gastar tu tiempo libre atendiendo a todo tipo de clientes y nunca sabes si venderás mañana o dentro de seis meses.
Cuando por fin cobras una comisión, se va en deudas, alquiler del local, cuota de autónomos, facturas y gasoil de las visitas.
Así que, cuando decides visitar una casa en sábado o domingo, sacando al pobre autónomo de su casa porque vives en Madrid o fuera, y él te hace el favor de trabajar el fin de semana solo por ti, cumple y acude a la cita.
No seas como ese niñato o niñata que invita a alguien a una cita y no aparece, no avisa y ni coge el teléfono.
Y el agente, como el perro Hachiko de la película, esperando bajo la lluvia asturiana.
Un plantón y ya estás en la base negra de clientes locales, y olvídate de otras casas: los agentes se avisan entre ellos y pierdes credibilidad.
Resumen: si pediste cita y cambiaste de opinión, avisa con 24 horas de antelación.
Y no mandes mensajes tipo “estoy aquí, pero no me gustó y no hace falta que vengas”, porque así no funciona el negocio.
Luego no te sorprendas cuando te pidan 100 € por enseñar una casa o un depósito: es normal para prevenir este tipo de plantones.
Si obligas al agente a desplazarse hasta una cabaña en el monte y no apareces, él perdió su tiempo y su dinero.
Respeta el tiempo de la persona que trabaja incluso los fines de semana solo para enseñarte una casa.
4. Dinero y presupuesto.
Si no tienes dinero ahorrado ni hipoteca preaprobada, ¿qué haces mirando casas?
Sin dinero no hay trato y es una pérdida de tiempo para ambos.
Hay gente —clientes locales sobre todo— que visitan casas por aburrimiento, mareando a los agentes.
Mis compañeros tienen personajes así desde hace 10 o 20 años, paseándose por casas los fines de semana y luego yéndose a tomar sidra al restaurante de al lado.
Están en la lista negra.
O sea, cuando realmente tengan dinero y quieran comprar, nadie les va a enseñar nada, porque todos los agentes ya saben quiénes son.
Si tienes presupuesto, no hay nada malo en decirlo al agente.
Así él puede ofrecerte una casa mejor, apretando al propietario sin subirte el precio, porque sabe tu límite.
Resumen: si no tienes dinero o hipoteca preaprobada de verdad (no esa charla de “mi banco me dijo que sí”), no marees al agente porque sabes que no vas a comprar.
Y si sí tienes dinero, comenta cuánto puedes gastar y hasta dónde podrías llegar si la casa te gusta mucho.
Sé sincer@ y honest@.
5. Sé directo y aclara qué buscas y qué no te gustó.
No hay nada peor que alguien que no dice nada y al final suelta el clásico “me lo voy a pensar”.
Eso desespera al agente y luego no te vuelven a llamar.
El agente, al hablar contigo, ya sabe si la casa te encaja o no según tu estilo de vida.
Así que si estás en la visita y al acabar no dices nada o te quedas con cara de cabra, el agente pensará que no eres comprador real sino alguien que le hace perder el tiempo.
La compraventa es un negocio, no un drama romántico.
Si te enseño una casa, dime claramente: “Olga, no me encaja porque no me veo viviendo aquí”, o “no me gusta que esté cerca de la carretera” o “hay que reformar demasiado”.
Perfecto, así ya sé qué buscarte.
Y si te gusta pero quieres negociar o hacer una oferta, dilo también.
No hay nada peor que un cliente que desaparece sin decir nada.
Yo no tengo telepatía ni poderes extrasensoriales, así que habla claro.
Así ganamos todos.
Resumen: si visitaste una casa, di directamente si te gustó o no, en el momento o más tarde.
Si te gusta, haz reserva o pide más información.
6. Reserva.
Si vienes a ver una casa y te gusta, haz la reserva.
Porque además de ti, hay otros clientes enamorados de la misma casa que todavía no la visitaron.
No tardes con la reserva ni con las arras.
Las arras se cumplen como la Biblia.
Yo estuve en una situación en la que me quitaron una casa reservada solo porque apareció otro cliente con enchufe, habló con el director de una franquicia internacional inmobiliaria (sabemos quién es) y me dejaron sin hogar.
Entiendo la frustración de quien pasa por eso, por eso si reservas, puedes estar tranquilo: nosotros cumplimos.
Pero sé responsable: si te gusta el inmueble, resérvalo rápido.
Si dudas, llega otro más espabilado y te la quita, y luego los malos somos nosotros.
Resumen: si te gusta, reserva rápido.
7. Deja las emociones para las series turcas.
La compraventa es negocio, es mercado, es business.
Si a veces somos bordes o brutos, no lo tomes a mal.
Tratamos a todos como familia.
Yo prefiero bajarte a la tierra y decirte las cosas a la cara, con cariño, antes que mentirte o ilusionarte.
Si piensas que vas a encontrar la casa perfecta, olvídalo.
Como máximo encontrarás una que cumpla el 70-80%.
El resto lo pones tú viviendo en ella.
No existen las casas perfectas, existen las que encajan contigo.
No te cabrees ni te desilusiones, escucha y analiza lo que te decimos los agentes.
Y deja de pensar que si te enseñamos una casa y no compraste, estamos ofendidos.
Al contrario: encantados de volver a hablar contigo.
Dicen que cada agente atrae su tipo de cliente, y los míos son así: sarcásticos, un poco rebeldes, inteligentes, a veces cabezones, pero directos y honestos, con la idea de vivir en el campo y escapar del sistema.
Venga, hablamos. Buen finde.
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