Bueno, amig@s, hoy os voy a soltar una advertencia bien clara sobre una de las mayores ilusiones rurales modernas: «voy a comprar un terreno edificable para construirme la casa de mis sueños». 🤡
Sí, así de sencillo suena en la cabeza.
Como un cuento con final feliz: chimenea, huerto ecológico, perros corriendo libres y tú bebiendo vino casero mirando el horizonte…
Pero la realidad asturiana, queridos, tiene otro guion.
Uno con giros más intensos que una telenovela turca.
Yo, que ando todos los días con casas por Asturias arriba y abajo, ya he escuchado más leyendas inmobiliarias que un cura de aldea en confesionario.
Algunas historias tienen final feliz, sí… pero otras tienen banda sonora de terror.
Ya sabemos que si tienes dinero a lo Rockefeller, te compras un chalé recién construido, con todas las instalaciones regladas, el papeleo más limpio que un quirófano y el catastro alineado con la escritura como los astros en una noche mágica.
Vamos, lo que todos queremos: un sueño inmobiliario de manual.
Pero la mayoría no somos Rockefeller.
Algunos tenéis un presupuesto justo, otros vendisteis un trastero en Madrid y os da para una finca con prados que parecen de anuncio de mantequilla asturiana, y luego están los ricachones de Baleares que cambian una plaza de garaje en Ibiza por una casona en un pueblo aquí.
Hay de todo.
Pero para la mayoría de los mortales, el escenario es diferente.
Y aquí es donde entro yo con mi advertencia del día: si ves un terreno guapo, llano, más soleado que Marte, en zona buena, a buen precio y encima “edificable”… prepárate porque algo raro hay. Fijo.
Ejemplo de manual: terreno casi en el centro de Gijón, llano, soleado, bien comunicado.
Según la escritura, la nota simple y el catastro, todo perfecto.
Hasta el Ayuntamiento te dice que sí, es edificable.
Ya estás buscando arquitecto, soñando con ventanas grandes, placas solares y una cocina abierta.
Pero zas.
Resulta que a 11 metros pasa una autovía.
Y ahí viene el gran detalle que nadie te dijo: no basta con que el Ayuntamiento te dé el visto bueno, también necesitas permiso del Ministerio o del servicio de mantenimiento de carreteras del Estado, porque si el terreno está a menos de 100 metros de esa vía, olvídate de construir.
Ni casa, ni cabaña, ni gallinero de lujo.
Así que vas, compras un terreno “edificable” por un buen pico, y acabas sembrando lechugas… en una parcela más cara que muchas rústicas.
Porque sí, el truco está en que legalmente puede ser edificable, pero funcionalmente es como una pista de aterrizaje para vacas.
Y ojo, que no todos los propietarios te van a contar estas cositas.
Para eso ya estoy yo, que te cuento la verdad como es, con una sonrisa, pero sin azúcar.
Y si tu sueño es tener una casa en primera línea del mar… cuidado con la Ley de Costas.
Sí, sí, esa que hace que las vistas al Cantábrico vengan con letra pequeña.
Porque hay casas con licencia de hace 30 años, preciosas, ideales… pero están afectadas por la ley y no se puede ni ampliar, ni reformar.
Algunas, directamente, tienen una orden de demolición pendiente.
Y eso va más allá del plan urbanístico local.
Es decir, aunque el Ayuntamiento diga que todo está bien, si Costas dice “ni se te ocurra tocar esa casa”, pues ni pintura puedes cambiar.
Y no acaba ahí la cosa: leyes de ríos, servidumbres de paso, redes de agua, caminos públicos, etc.
Vamos, que un terreno puede parecer una ganga y en realidad es una trampa legal con buenas vistas.
Te compras lo que crees que es un Rolex y te llega un Casio, sin correa.
Mi consejo es muy fácil: antes de firmar ni unas arras, llama al departamento urbanístico.
Pide una cita telefónica (sí, existen y funcionan) y pregunta.
También puedes pedir un certificado urbanístico por escrito, que es como el test de ADN del terreno.
Si todo encaja: adelante.
Si hay dudas, huye como si te ofrecieran una hipoteca a interés fijo del 14 por ciento.
Yo ahora mismo estoy un poco liada —entre las casas que enseño y las nuevas propiedades que entran a partir de septiembre, estoy a tope— pero si tenéis dudas reales, mandadme un WhatsApp.
Es más fácil, más rápido y os respondo como mucho en 24 horas.
No prometo milagros, pero sí sinceridad.
Y ya sabéis: yo no estoy aquí solo para vender.
Estoy para que compres con cabeza, con seguridad, y que luego estés tan feliz con tu compra que me recomiendes a tus amigos, a tu suegra y hasta al del bar de abajo.
Buen finde, familia. Y cuidadín con los terrenos de ensueño.
Que a veces los sueños cuestan caro y no se pueden ni hipotecar. 🫵 #casaenespaña #casaenasturias #inmuebleenventa #property #fincarustica